21 de diciembre de 2009

Reflexiones

El 2010 es Año Santo Compostelano. Esto no es ninguna novedad, pero conlleva un aumento enorme de peregrinaciones a Santiago. Sobre todo por el Camino Francés, que es el que tengo intención de hacer.

A través de diferentes vías me llegan avisos de lo complicado que puede ser el tema de los albergues para los bicigrinos. Hay una norma, en todos los albergues, de que los peatones tienen preferencia sobre los ciclistas a la hora de dormir.

Vamos que lo mismo llegas al albergue a las 5 de la tarde, cansado tras un día duro y resulta que hasta las 7 de la tarde no sabes si podrás quedarte a dormir o tendrás que ir a buscar otro albergue al siguiente pueblo.

En mi primer Camino no tuve ningún problema en este sentido y no me apetece para nada tenerlos en el siguiente. Al terminar las etapas lo que mas apetece es pegarse una ducha, ponerse cómodo para descansar y no estar pendiente de si podrás dormir en un sitio o tendrás que seguir al siguiente.

Esto me hace replantearme el Camino de este año. Estoy pensándome seriamente salir desde mi segunda tierra, Granada. Hace poco he descubierto que existe un Camino llamado el Mozárabe que sale desde Granada capital y llega hasta Mérida donde engancha con la Vía de la Plata.

Por lo que tengo entendido estos Caminos están muchísimo menos masificados que el Francés. Lo cual me permitirá disfrutar de esta nueva peregrinación sin preocuparme de temas secundarios. El planteamiento sería el siguiente. Salir desde Granada y llegar a Mérida por el Camino Mozárabe. Coger la Vía de la Plata hasta Zamora y desde allí, por el Camino Sanabrés, llegar a Santiago. Una vez en Santiago, si el tiempo y las fuerzas acompañan, terminar en Finisterre.


De todas formas me quedan seis meses para tomar un decisión. Tiempo durante el que e dedicaré a recopilar información de estos Caminos.

1 de noviembre de 2009

La ruta de los tres valles

La verdad es que antes de esta entrada debería haber escrito por lo menos otras tres, pero reconozco que he estado un poco vago últimamente respecto a mi vena literaria. Dicho esto, me centro en el relato de esta pedazo de ruta que nos hicimos Jose y yo.

La ruta comienza en Cercedilla, se sube al puerto de la Fuenfría, luego al puerto de Cotos, después al de Navacerrada y finalmente se vuelve a Cercedilla.

Nuestro día comienza muy temprano. No diré a que hora me levanté (por circunstancias que no vienen al caso) porque mas de uno no se lo creería. En cualquier caso, a la ocho menos cuarto estaba en el coche de Jose subiendo las bicis al techo del coche. Por la paz familiar y para poder disfrutar de la bici hay que madrugar para así estar a mediodía disponible. Una vez montadas las bicis en el coche nos ponemos en marcha y llegamos sobre las 9 y media a Cercedilla que es donde comienza la ruta de hoy. Descargamos las bicis y cuando ya tenemos todo preparado nos ponemos en marcha. Por suerte hoy no hace nada de frío. Creo que ya pasamos todo el frío del año el día de Ambite.


La ruta comienza con la ascensión al puerto de la Fuenfría. Es un puerto duro y bonito pero se sube bastante bien porque se mezclan repechos fuertes con descansitos. En cualquier caso nada mas empezar ya estamos subiendo por lo que las piernas entran en calor rápidamente. Después de unos 2 km pasamos al lado de la zona de los merenderos y del ecoparque Amazonia.

Continuamos ascendiendo hasta que pasamos por el mirador de Vicente Aleixandre y Luis Rosales llamado también el de los poetas, no paramos para no quedarnos fríos. Un poco mas adelante dejamos a nuestra izquierda el reloj solar de Camilo José Cela. Algún kilómetro mas adelante llegamos al mirador de la reina que ofrece unas vistas del valle espectaculares. Y como quien no quiere la cosa coronamos el puerto.

Hacemos una paradita para reponer un poco las fuerzas y nos hacemos una fotito para que se vea que hemos subido. Nos estamos enfriando, así que me pongo la chaqueta y comenzamos el descenso. Tenemos que hacerlo despacio ya que nuestras bicicletas no son las mas adecuadas para este terreno tan pedregoso. 

Una vez que llegamos a la fuente de la reina nos desviamos a la derecha por un camino estrecho pero asfaltado en el que un cartel nos advierte a los ciclistas que no estamos solos. En cuanto empezamos el descenso comprendo el porque de la advertencia. Es una bajada espectacular, entre pinares, en la que se pueden alcanzar grandes velocidades y si te encuentras algún vehículo o peatón tienes poco margen de maniobra.

Cuando ya casi estamos terminando escucho un ruido muy raro en la parte trasera de mi bicicleta. Paro de inmediato y descubro que me he quedado totalmente sin aire en la rueda. Menos mal que ha sido en una recta, si llego a estar en curva a la velocidad que iba fijo que beso un pino y no se que mas hubiera pasado. Cambio la cámara y continuamos al descenso hasta que llegamos a una barrera.

Aquí paramos porque estamos en el inicio de las famosas 7 revueltas de Navacerrada y no tenemos muy claro por donde seguir para subir a Cotos. Veo un grupo de ciclistas que llegan justo detrás de nosotros y resulta que son del club del Portillo. Les pregunto que por donde tenemos que continuar y por casualidades de la vida el que me contesta es Pablo el padre de Celia (una compañera del cole de David). Nos saludamos y mira tu por donde resulta que ellos están haciendo la misma ruta que nosotros por lo que nos acoplamos a su grupo.


Subimos unos 200 metros por la carretera y a la izquierda sale el camino de ascensión a Cotos. El comienzo es prometedor. Está asfaltado y las rampas no parecen demasiado duras. En el perfil parece que el puerto es como el de la Fuenfría (que iluso). Subimos, subimos y subimos y algunos empezamos a hacer la goma. Jose se escapa por delante de todos y viendo que comienza a bajar pregunta a otro ciclista que le dice que nos hemos pasado el desvío para subir a Cotos.


A descender lo subido, mas o menos medio kilómetro. Abandonamos el asfalto y tomamos un sendero que desde el primer momento se ve que aumenta considerablemente el porcentaje. Se va subiendo como se puede y alguno tiene que poner pie a tierra. Yo, la verdad es que el primer repecho duro lo subí montado por puro orgullo. Una vez pasado el mal trago pienso que lo peor ya ha pasado.

Ingenuo de mi, como se nota que no conozco absolutamente nada de esta ascensión. Pasados 1 o 2 kilómetros llega lo duro de verdad. Se terminó el orgullo, se que agotó en el repecho anterior. Pié a tierra y a subir. Madre mía, además de porcentajes increíbles está lleno de piedras por las que hay que ser un hombre biónico para pasar montado por todo ello.
No se calcular cuantos kilómetros tuvimos que subir empujando la bici pero me parecieron muchiiiiiisimos. Por fin, estamos en Cotos. Increíble pero cierto, hemos llegado. Tenemos que sentarnos un rato porque "no siento las piernas". Menos mal que desde aquí todo es ya cuesta abajo.


Retomamos la marcha y llegamos a Navacerrada. Hacemos una parada técnica para reponer líquidos y seguimos. En 15 o 20 minutos estamos en Cercedilla con una rubias que nos están esperando. Bajadita rápida por carretera y al bar.


Pero quien nos manda hacer caso al guía. En lugar de bajar por la maravillosa carretera se le ocurre meterse por un camino que sale de la estación de tren, que teóricamente, nos lleva directos a Cercedilla. ¡La madre del cordero! ¡Donde nos ha metido este tío!. Menuda bajada, trialera total y súper técnica. Algunos bajamos mas despacio que andando. Incluso Pablo besa el suelo, sin consecuencias por suerte. Lo peor de todo es que en lugar de Cercedilla acabamos en el Ventorrillo. Al final, ya escarmentados, cogemos la carretera y a bajar como locos. Desvío a Cercedilla y en 20 minutos estamos con las rubias. Son aproximadamente las 2 de la tarde.


Menuda paliza nos hemos dado. Pero como he disfrutado de la ruta, del paisaje, de la compañía, del día en general. He sacado varias conclusiones, la primera es que no volveré a subir a Cotos por ese camino, hay muchas formas de sufrir/disfrutar pero subido en la bici, no empujándola. La segunda, como engañan las apariencias, el guía de los del Portillo tiene 60 años y me llevaba siempre con la lengua fuera, ¡no me quedan horas de bici! para intentar llegar a su nivel. La tercera es que o le pongo amortiguación delantera a la bici o me la cargo y de paso también mi muñeca. Cuarta y última, que razón tiene mi amigo Eli, antes de hacer una ruta hay que mirar y remirar y volver a mirar por todo el ciberespacio para saber por donde vas a rodar (o a empujar la bici).

22 de junio de 2009

Subida a Navacerrada

Puesto que el año que viene, mi Camino será un poco mas largo que el de este año, la preparación debe ser más intensa. En realidad, esto no es mas que una excusa para seguir disfrutando de la bicicleta y de los amigos.

Dicen que sarna con gusto no pica. A las 6:00 del domingo suena el despertador, pero no importa. En la cabeza solo está la ascensión a Navacerrada.

A las 6:45 ya estoy en Atocha sacando el billete hasta Villalba, que es donde vamos a empezar. Llegan Jose y Eli, ¿donde está Javier? tenemos un dormilón en el grupo !!!!! Le llamo a las 7:00 y le despierto.... Se ha estropeado el despertador y nos retrasa un poquito los planes. Finalmente cogemos el tren a las 7 y media.

Son las 8:30 cuando bajamos del tren en Villalba. Hace fresquito lo cual es muy de agradecer porque cuando la cosa se ponga dura nos vendrá mucho mejor que el calor.

Atravesamos Villalba y dejamos la Dehesa a nuestra derecha. Una vez llegada a la rotonda de desvío hacia Alpedrete vemos las primera rampita. De momento vamos todos juntos y con charla animada sobre lo que nos queda.

Entre repechos y llanos dejamos Collado Mediano a nuestra izquierda y llegamos al pueblo de Navacerrada. El pantano está totalmente lleno. En cuanto pasamos la última rotonda de entrada al pueblo vemos la primera cuesta seria. En realidad es toda la misma hasta que llegas a la cima. No hay ni un puñetero llano donde descansar hasta que coronas.

Ante tal visión Jose dice "me parece que se van a acabar las risas". Y efectivamente se acabaron las risas. Ni que nos hubiéramos enfadado. Apenas nos hablamos y de reir.... Nos quedan 9 larguísimos kilómetros hasta coronar. A estas alturas Javier se nos descuelga y el trío de cabeza avanza a unos 8 km/h. De vez en cuando comentamos algo sobre platos o piñones, pero no en el sentido gastronómico.

En cada curva espero encontrar un llano donde descansar un poquito. Y después de cada curva me llevo una nueva decepción. 8 km para la cima, ya queda menos. Como hemos empezado temprano no hay excesivo tráfico de subida, por lo que los coches no molestan en exceso. 7 km, que largo se me está haciendo el puerto.

6 km, Eli está aguantando en el grupo de cabeza y Jose se está reteniendo un poco para ir con nosotros porque creo que podría subir con bastante mas ritmo del que llevamos. 5 km, Llegamos al ventorrillo y Jose piensa que ya queda muy poco. Craso error, le sacamos, desgraciadamente de esta ilusión. Porque abré aceptado este reto.... que bonitos son los pinos y que vistas mas estupendas, pero como empiezan a doler las piernas. 4 km, el sudor ya empapa completamente cullote y maillot además de chorrear (literalmente) por la barbilla. Mas o menos a esta altura Jose ya no puede ir a nuestro ritmo y le perdemos de vista. Eli y yo seguimos a nuestro ritmo como podemos. De Javier no sabemos nada pero suponemos que seguirá subiendo.

3 km, es increíble la capacidad de sufrimiento del cuerpo humano, parece que ya no puedes mas pero el orgullo y.... hacen que sigas encima de la bici para cumplir el objetivo. 2 km, ya se ven a lo lejos los primeros edificios del puerto. Esto anima un poco pero sube el ansia por llegar lo cual no es nada bueno porque el cuerpo está muy muy desgastado, Eli se descuelga un poquito pero se mantiene a poca distancia.

1 km, ¿pero es que esto no deja de subir nunca? Supongo que Jose ya estará en la cima descansando. Cuando llego a los primeros edificios se sube un poco la moral. Lo he conseguido.... Pero queda la penúltima rampa en curva que me deja casi para el arrastre. Por fin, la última curva a derechas y ya se ve el final. Está última rampa se me hace mucho menos dura de lo que esperaba. Lógico después de la que acababa de hacer.....

En la cima está Jose esperándonos y dando ánimos. Si, lo he conseguido después de 2 horas pedaleando sin parar. Un par de minutos después aparece Eli. Confiesa que ni se lo cree. Yo, sinceramente si que creía que lo iba a conseguir.

Agua, tumbing y todos los comentarios sobre los 9 últimos kilómetros que no hemos sido capaces de hacer durante la ascensión.


Pasan 15 minutos y Javier no aparece. ¿le abrá pasado algo? Hubiera llamado, ¿no? por fin. después de 30 minutos, mas o menos, le vemos llegar. Nos cuenta que tiene problemas de espalda y un pajarón de los gordos. A pesar de todo ha llegado que es lo que cuenta.

Decidimos bajar a Villalba para brindar por el éxito. Que maravilloso es bajar. Llegamos casi a los 70 km/h. En las zonas sombrías incluso tengo fresco. Paramos en la fuente de los geólogos para reponer los bidones. Que rápido se llega ahora.

Reemprendemos la bajada ya sin interrupciones hasta Villalba. Por fin, unas cervezas con limón y un acuarius de naranja para celebrar el reto conseguido. El camarero nos ha debido de ver con muy mala cara porque menuda tapa.....

Eli decide volverse en tren a Madrid porque no quiere pasarlo mal. Javier, pese a sus molestias de espalda, decide acompañarnos hasta Madrid en bici. Nos vamos a la vía de servicio y cuando estamos a la altura de Torrelodones pincho. Que le vamos a hacer, toca cambiar la cámara trasera y a seguir.

Ya en Majadahonda, Javier sigue tocado de la espalda y nos paramos un ratito. Continuamos hasta Madrid y en el Calderón nos despedimos. Jose se vá a la derecha, Javier sigue de frente y yo a la izquierda en dirección a casa.

Menuda mañana de domingo. Mucho cansancio pero mucha alegría por el reto conseguido. Compañeros, tenemos que buscar un nuevo reto. Yo he disfrutado mucho, espero que vosotros también.

Datos del velocímetro:
Tiempo: 4 h. 55 m.
Distancia: 87,06 km.
Velocidad media: 17,5 km/h.
Velocidad máxima: 67,3 km/h