1 de noviembre de 2009

La ruta de los tres valles

La verdad es que antes de esta entrada debería haber escrito por lo menos otras tres, pero reconozco que he estado un poco vago últimamente respecto a mi vena literaria. Dicho esto, me centro en el relato de esta pedazo de ruta que nos hicimos Jose y yo.

La ruta comienza en Cercedilla, se sube al puerto de la Fuenfría, luego al puerto de Cotos, después al de Navacerrada y finalmente se vuelve a Cercedilla.

Nuestro día comienza muy temprano. No diré a que hora me levanté (por circunstancias que no vienen al caso) porque mas de uno no se lo creería. En cualquier caso, a la ocho menos cuarto estaba en el coche de Jose subiendo las bicis al techo del coche. Por la paz familiar y para poder disfrutar de la bici hay que madrugar para así estar a mediodía disponible. Una vez montadas las bicis en el coche nos ponemos en marcha y llegamos sobre las 9 y media a Cercedilla que es donde comienza la ruta de hoy. Descargamos las bicis y cuando ya tenemos todo preparado nos ponemos en marcha. Por suerte hoy no hace nada de frío. Creo que ya pasamos todo el frío del año el día de Ambite.


La ruta comienza con la ascensión al puerto de la Fuenfría. Es un puerto duro y bonito pero se sube bastante bien porque se mezclan repechos fuertes con descansitos. En cualquier caso nada mas empezar ya estamos subiendo por lo que las piernas entran en calor rápidamente. Después de unos 2 km pasamos al lado de la zona de los merenderos y del ecoparque Amazonia.

Continuamos ascendiendo hasta que pasamos por el mirador de Vicente Aleixandre y Luis Rosales llamado también el de los poetas, no paramos para no quedarnos fríos. Un poco mas adelante dejamos a nuestra izquierda el reloj solar de Camilo José Cela. Algún kilómetro mas adelante llegamos al mirador de la reina que ofrece unas vistas del valle espectaculares. Y como quien no quiere la cosa coronamos el puerto.

Hacemos una paradita para reponer un poco las fuerzas y nos hacemos una fotito para que se vea que hemos subido. Nos estamos enfriando, así que me pongo la chaqueta y comenzamos el descenso. Tenemos que hacerlo despacio ya que nuestras bicicletas no son las mas adecuadas para este terreno tan pedregoso. 

Una vez que llegamos a la fuente de la reina nos desviamos a la derecha por un camino estrecho pero asfaltado en el que un cartel nos advierte a los ciclistas que no estamos solos. En cuanto empezamos el descenso comprendo el porque de la advertencia. Es una bajada espectacular, entre pinares, en la que se pueden alcanzar grandes velocidades y si te encuentras algún vehículo o peatón tienes poco margen de maniobra.

Cuando ya casi estamos terminando escucho un ruido muy raro en la parte trasera de mi bicicleta. Paro de inmediato y descubro que me he quedado totalmente sin aire en la rueda. Menos mal que ha sido en una recta, si llego a estar en curva a la velocidad que iba fijo que beso un pino y no se que mas hubiera pasado. Cambio la cámara y continuamos al descenso hasta que llegamos a una barrera.

Aquí paramos porque estamos en el inicio de las famosas 7 revueltas de Navacerrada y no tenemos muy claro por donde seguir para subir a Cotos. Veo un grupo de ciclistas que llegan justo detrás de nosotros y resulta que son del club del Portillo. Les pregunto que por donde tenemos que continuar y por casualidades de la vida el que me contesta es Pablo el padre de Celia (una compañera del cole de David). Nos saludamos y mira tu por donde resulta que ellos están haciendo la misma ruta que nosotros por lo que nos acoplamos a su grupo.


Subimos unos 200 metros por la carretera y a la izquierda sale el camino de ascensión a Cotos. El comienzo es prometedor. Está asfaltado y las rampas no parecen demasiado duras. En el perfil parece que el puerto es como el de la Fuenfría (que iluso). Subimos, subimos y subimos y algunos empezamos a hacer la goma. Jose se escapa por delante de todos y viendo que comienza a bajar pregunta a otro ciclista que le dice que nos hemos pasado el desvío para subir a Cotos.


A descender lo subido, mas o menos medio kilómetro. Abandonamos el asfalto y tomamos un sendero que desde el primer momento se ve que aumenta considerablemente el porcentaje. Se va subiendo como se puede y alguno tiene que poner pie a tierra. Yo, la verdad es que el primer repecho duro lo subí montado por puro orgullo. Una vez pasado el mal trago pienso que lo peor ya ha pasado.

Ingenuo de mi, como se nota que no conozco absolutamente nada de esta ascensión. Pasados 1 o 2 kilómetros llega lo duro de verdad. Se terminó el orgullo, se que agotó en el repecho anterior. Pié a tierra y a subir. Madre mía, además de porcentajes increíbles está lleno de piedras por las que hay que ser un hombre biónico para pasar montado por todo ello.
No se calcular cuantos kilómetros tuvimos que subir empujando la bici pero me parecieron muchiiiiiisimos. Por fin, estamos en Cotos. Increíble pero cierto, hemos llegado. Tenemos que sentarnos un rato porque "no siento las piernas". Menos mal que desde aquí todo es ya cuesta abajo.


Retomamos la marcha y llegamos a Navacerrada. Hacemos una parada técnica para reponer líquidos y seguimos. En 15 o 20 minutos estamos en Cercedilla con una rubias que nos están esperando. Bajadita rápida por carretera y al bar.


Pero quien nos manda hacer caso al guía. En lugar de bajar por la maravillosa carretera se le ocurre meterse por un camino que sale de la estación de tren, que teóricamente, nos lleva directos a Cercedilla. ¡La madre del cordero! ¡Donde nos ha metido este tío!. Menuda bajada, trialera total y súper técnica. Algunos bajamos mas despacio que andando. Incluso Pablo besa el suelo, sin consecuencias por suerte. Lo peor de todo es que en lugar de Cercedilla acabamos en el Ventorrillo. Al final, ya escarmentados, cogemos la carretera y a bajar como locos. Desvío a Cercedilla y en 20 minutos estamos con las rubias. Son aproximadamente las 2 de la tarde.


Menuda paliza nos hemos dado. Pero como he disfrutado de la ruta, del paisaje, de la compañía, del día en general. He sacado varias conclusiones, la primera es que no volveré a subir a Cotos por ese camino, hay muchas formas de sufrir/disfrutar pero subido en la bici, no empujándola. La segunda, como engañan las apariencias, el guía de los del Portillo tiene 60 años y me llevaba siempre con la lengua fuera, ¡no me quedan horas de bici! para intentar llegar a su nivel. La tercera es que o le pongo amortiguación delantera a la bici o me la cargo y de paso también mi muñeca. Cuarta y última, que razón tiene mi amigo Eli, antes de hacer una ruta hay que mirar y remirar y volver a mirar por todo el ciberespacio para saber por donde vas a rodar (o a empujar la bici).